Desgraciadamente, el cáncer de mama está a la orden del día y con el, todos los estragos que conlleva.
Muchísimas personas luchan cada día contra esta enfermedad que por suerte, cada día mas lo superan. Pero aún así, después de esto, la enfermedad deja secuelas y unas huellas que pueden dañar la autoestima de la persona que lo ha sufrido y recordar lo duro que fue.
Para ello muchos tatuadores se han puesto manos a la obra contra esta enfermedad especializándose en la reconstrucción de areolas y pezones (algunos prefieren denominarse pigmentadores reconstructivos) para que quede lo más natural posible. Muchos de ellos trabajan a través de sanidad, en hospitales, enfocado al ámbito clínico por supuesto, sin perder el carácter artístico, donde se trabaja con calma, en un ambiente privado, tranquilo y con un trato personalizado.
La labor que realizan está recomendada por profesionales de la salud, pacientes y cirujanos que apoyan esta forma de reconstrucción.
La SS antes realizaba la reconstrucción en quirófano utilizando para el pezón un círculo de piel de la ingle, a lo que después derivo a una técnica menos agresiva como la micropigmentación. El problema de esta, es que aunque se realice con agujas al igual que los tatuajes, tiene una cuenta atrás y con el tiempo, se borra y va perdiendo color, por lo que la tonalidad del pezón y areola va cambiando, lo que supondría estar retocando cada X tiempo la reconstrucción. Es por esto que el tatuaje, que perdura en el tiempo, es un avance real, que puede ser un alivio para todos los luchadores de esta guerra.
Los tatuajes no solo son decoraciones en el cuerpo, también es arte para el olvido y el recuerdo de una batalla vencida.
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